“¡Solo era una noche más de estudio…!”
Era ya de noche y me decidí a estudiar, la luna
brillaba con mucho esplendor, la luz entraba por una de las ventanas de mi
cuarto. Me senté en mi escritorio y encendí la pequeña lámpara que tenia para
aluzar mientras leía mi libro. Mi casa era de dos pisos, abajo solía dormir mi
perro, “Skip”. Arriba dormíamos toda la familia: mis papás, y yo. Eran las 2:53 a.m. cuando comencé a estudiar. Todo era tan tranquilo y
normal; comencé a escuchar ruidos que provenían de la planta baja. No le tome
mucha importancia ya que era normal que “Skip” hiciera ruido a esas horas, así
que sin más continué estudiando.
Algo
tocaba a la puerta de mi cuarto, como si la rasguñaran, Fui a abrirla y para mi
sorpresa entró mi perro llorando, con la cola entre las patas. “¿Qué pasa
chico, no puedes dormir?” – dije. El perro se echo a un lado de mi escritorio y
siguió llorando, como si algo lo hubiera asustado; me extrañó un poco su
actitud y decidí bajar. Agarre el bate de béisbol que estaba debajo de mi cama
y proseguí a descender por las escaleras. Bajé con cautela, las luces estaban
apagadas. Cuando llegué a la sala traté de buscar el interruptor y encender la
luz… Para mi sorpresa, cuando la obscuridad se desvaneció, pude notar que
algunos cojines de los sillones estaban
tirados y vi que una ventana de la sala estaba entreabierta. Caminé con cautela
para cerrarla y lo que encontré me dio una sensación de escalofríos. La
agarradera de la ventana tenia huellas, pero no eran huellas normales, estas
eran de alguna criatura. Cada dedo media por lo menos 10 cm. Esto lo deduje
debido a la impresión que estaba en la ventana. Mi
corazón se aceleró, podía sentir como una sensación de choques eléctricos
recorría mi cuerpo. Cerré la ventana deprisa y me aferré a mi bate como si mi
vida dependiera de ello, caminé lentamente hacia la cocina. Encendí la luz, pero no encontré nada.
Decidí apagar las luces e ir al
cuarto de mis padres, mientras trataba de encontrar algo lógico para las
huellas de la ventana. Subí rápidamente; Sostuve el bate con una mano y abrí la
puerta. No podía ver nada y proseguí a encender la luz. Me
llevé una gran sorpresa al ver que mis papás no estaban… regresó la sensación
de choques.
Todo
lo que vi fue una carta en la cama, al abrirla lo que leí me tranquilizó. Mis
padres habían salido a una cena inesperada y no quisieron interrumpirme. Me
acosté en la cama boca abajo riéndome de mi mismo. Pasados unos minutos comencé
a quedarme dormido, todo lo ocurrido me había alterado. En ese instante, sentí
como un líquido corría por mi brazo izquierdo, lo toqué y vi que era sangre.
Miré lentamente hacia el techo. Lo que observé me heló la sangre… Eran los
cuerpos de mis padres, colgados y desgarrados, sin duda era una carnicería, la
piel había sido arrancada con tanta furia, que se podían ver los tejidos
musculares. Me
levanté, sin pensarlo, de la cama, cuando de pronto sentí como una mano fría,
rasposa y con largos dedos, tapaba mi boca. La adrenalina recorría mi cuerpo,
aun así no pude hacer nada.
Mis gritos fueron silenciados...
¡he muerto!...
Con cariño para Diana Mtz, Gracias por tu apoyo.
"HOPE"
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