Día 17
Ya lo doy por perdido,
llevamos mucho tiempo a la deriva. Mi brújula la perdí después de aquel motín.
Hay una densa niebla que no nos da la ni la más mínima posibilidad de
orientarnos con las estrellas… en todos estos días han muerto muchos; tengo
temor de que muy pronto llegue mi hora…
Día 18
Es terrible, lo sé.
Nuestras provisiones se terminaron hace 12 días, la tripulación es casi nula,
la mayoría enfermó y murió. Nosotros prontamente moriremos por inanición,
estamos débiles y nuestra cordura se termina poco a poco. No resistimos la
sensación horrible de tener hambre, preferiría tener una daga que estar
consciente de esta necesidad de comer.
Hemos
arrojado por la borda los cuerpos que estaban en estado de putrefacción. El
agua que tenemos es mucho menos de un litro. Al parecer no duraremos más de una
semana.
La noche ha llegado, el
hambre me hace desear la carne de los tripulantes restantes… la dulce sensación
de masticar y tragar;… Lo he decidido, esta noche comeré al tripulante más
débil. En fin… va a morir…
Lo he asesinado, los
demás tripulantes me han visto con asombro y algunos con miedo. La sangre
corre, encenderé el fuego y comenzaré a destazarlo. Primero será su corazón
entre mis dientes, después sus pulmones, dejaré su cabeza para otro día. La carne
está muy flácida, pero solo puedo pensar en comerla ya…
Día 19
Una mañana fría… por fin
he saciado mi hambre hasta el extremo de ya no querer más. No dejo de pensar en
el delicioso sabor de la carne humana, aún tengo partes de las piernas y la cabeza, en la noche tendré que asesinar a otro. Mi razonamiento me dice que no
lo haga, pero mi instinto me dice: “mata y come…” No puedo evitarlo, es
delicioso; les hago un favor al acabar con su sufrimiento… sabrosa y deliciosa
carne humana…
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