“Ella y yo
éramos amigas,… ¿Qué salió mal?”
Cuando tenía nueve años
me compraron una muñeca muy especial, siempre jugaba con ella y era lo mejor,
ella me comprendía. Con el pasar de los años me negué a crecer, mis padres
querían que dejara la muñeca y comenzara a madurar, no me gustaba la idea de
dejar a Clara y hacer otras cosas…
Tenía que encontrar la
forma en que yo podía seguir jugando y dejar de crecer… Un día me decidí a
buscar por internet hechizos, rituales y cosas por el estilo. Encontré un buen
sitio donde se mostraba que con un ritual podía darle vida a mi muñeca. Al leer
eso me alegré mucho, preparé todo lo que en el sitio pedían y salí a la media
noche, todo estaba listo. Dibujé un pentagrama con sangre y coloqué a mi muñeca
allí… puse las velas en cada punta del pentagrama, al encenderlas comencé a
repetir las palabras que venían en el sitio, pronto todas las velas se
apagaron, y un ruido chillante comenzó a sonar. Humo comenzó a salir del
pentagrama y pude notar como una silueta se metía a la muñeca. Yo no sabía cómo
sentirme… si feliz o asustada.
Cuando todo cesó, recogí
a mi muñeca y le hablé, al instante sus ojos se tornaron negros y solo dijo
unas palabras: “hola Carla”. En ese
momento mi alegría inundaba mi ser… Al
día siguiente hablé con mis papás sobre el crecer y madurar, me dijeron que
quizás una mascota haría que me olvidara de Clara, yo no lo quise aceptar, pero
ellos eran persistentes…
Todo el día en la escuela
estuve enojado por lo ocurrido; cuando volví a casa, encontré a un perro dentro
de mi cuarto… lo saqué y me tendí en la cama llorando. Le conté a Clara lo
sucedido, ella me dijo que me calmara, que ella se encargaría de todo. Seguí
llorando hasta dormirme, al despertar vi
que todo dentro de mi cuarto estaba desordenado… me preocupé y decidí ir a la
sala. Fue allí cuando mis ojos observaron una escena horrible. Partes caninas y
de humanos estaban regadas, la sangre estaba por todas partes; vísceras y
órganos estaban esparcidos por los sillones. Seguí avanzando hasta que pude ver
parte de los cuerpos de mis padres… estaban encogidos al tamaño de una muñeca.
Comencé a llorar por lo que había pasado;
me arrepentí por haber hecho aquel ritual.
Clara salió de la cocina,
llena de sangre y limpiándose las manos,… “hola”, me dijo con una sonrisa
macabra y llena de locura. Yo no podía creer porque había masacrado a todos. Le
pregunté y respondió: “Tú
querías quedarte siempre conmigo y dejar de crecer… los únicos impedimentos
eran tus padres y la mascota, así que me encargué de ellos.”
Me tumbé en el suelo, sentía que todo daba vueltas, sentí que me desmayaba… Al caer vi que ella se acercaba, y aquella silueta que había visto en el
ritual
salió de la muñeca y caminaba hacia mí, lentamente cerré los ojos.
Cuando desperté estaba sobre un estante, no entendía lo que ocurría hasta que
observé mi cuerpo, yo estaba dentro de la muñeca. A lo lejos escuché pasos,
cuando abrieron la puerta noté que era mi cuerpo humano, se acercó hacia mí y
me susurró unas palabras:
“No te preocupes así no
crecerás…”
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