sábado, 18 de julio de 2015

“Asesino incierto”

“¡Solo era una noche más de estudio…!”
Era ya de noche y me decidí a estudiar, la luna brillaba con mucho esplendor, la luz entraba por una de las ventanas de mi cuarto. Me senté en mi escritorio y encendí la pequeña lámpara que tenia para aluzar mientras leía mi libro. Mi casa era de dos pisos, abajo solía dormir mi perro, “Skip”. Arriba dormíamos toda la familia: mis papás, y yo. Eran las 2:53 a.m. cuando comencé a estudiar. Todo era tan tranquilo y normal; comencé a escuchar ruidos que provenían de la planta baja. No le tome mucha importancia ya que era normal que “Skip” hiciera ruido a esas horas, así que sin más continué estudiando. 
Algo tocaba a la puerta de mi cuarto, como si la rasguñaran, Fui a abrirla y para mi sorpresa entró mi perro llorando, con la cola entre las patas. “¿Qué pasa chico, no puedes dormir?” – dije. El perro se echo a un lado de mi escritorio y siguió llorando, como si algo lo hubiera asustado; me extrañó un poco su actitud y decidí bajar. Agarre el bate de béisbol que estaba debajo de mi cama y proseguí a descender por las escaleras. Bajé con cautela, las luces estaban apagadas. Cuando llegué a la sala traté de buscar el interruptor y encender la luz… Para mi sorpresa, cuando la obscuridad se desvaneció, pude notar que algunos  cojines de los sillones estaban tirados y vi que una ventana de la sala estaba entreabierta. Caminé con cautela para cerrarla y lo que encontré me dio una sensación de escalofríos. La agarradera de la ventana tenia huellas, pero no eran huellas normales, estas eran de alguna criatura. Cada dedo media por lo menos 10 cm. Esto lo deduje debido a la impresión que estaba en la ventana. Mi corazón se aceleró, podía sentir como una sensación de choques eléctricos recorría mi cuerpo. Cerré la ventana deprisa y me aferré a mi bate como si mi vida dependiera de ello, caminé lentamente hacia la cocina. Encendí la luz, pero no encontré nada.  
Decidí apagar las luces e ir al cuarto de mis padres, mientras trataba de encontrar algo lógico para las huellas de la ventana. Subí rápidamente; Sostuve el bate con una mano y abrí la puerta. No podía ver nada y proseguí a encender la luz. Me llevé una gran sorpresa al ver que mis papás no estaban… regresó la sensación de choques.
Todo lo que vi fue una carta en la cama, al abrirla lo que leí me tranquilizó. Mis padres habían salido a una cena inesperada y no quisieron interrumpirme. Me acosté en la cama boca abajo riéndome de mi mismo. Pasados unos minutos comencé a quedarme dormido, todo lo ocurrido me había alterado. En ese instante, sentí como un líquido corría por mi brazo izquierdo, lo toqué y vi que era sangre. Miré lentamente hacia el techo. Lo que observé me heló la sangre… Eran los cuerpos de mis padres, colgados y desgarrados, sin duda era una carnicería, la piel había sido arrancada con tanta furia, que se podían ver los tejidos musculares. Me levanté, sin pensarlo, de la cama, cuando de pronto sentí como una mano fría, rasposa y con largos dedos, tapaba mi boca. La adrenalina recorría mi cuerpo, aun así no pude hacer nada.
Mis gritos fueron silenciados... ¡he muerto!...



                                                                             Con cariño para Diana Mtz,  Gracias por tu apoyo.                                                                                    
     "HOPE"

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