miércoles, 14 de enero de 2015

Acampar

“Vamos, será divertido… decía yo con entusiasmo”
Siempre aprovechábamos las vacaciones mis amigos y yo para salir a acampar a las montañas cercanas de nuestra ciudad, no había mejor calmante que respirar el aire entremezclado con olor a pino y recibir los primero rayos de sol, sin duda era algo que disfrutaba cada vez que salíamos a esos lugares. Esa mañana habíamos decidido salir temprano para poder pescar un poco cuando llegáramos,… iríamos a una nueva montaña nadie había acampado allí antes, era un hermoso lugar y realmente no sabía el ¿Por qué?, pero me agradaba la idea que seríamos de los primeros.
Al llegar al lugar nos decidimos ir al lago para poder sacar unos cuantos peces, nos dirigimos apresuradamente. A lo lejos pudimos notar una pequeña cueva cerca del lago. A mí me encantaba la exploración, sería casi un error el no visitar ese lugar. Pasamos un momento agradable pescando, pero la idea de ir a revisar aquella cueva rondaba mis pensamientos, no podía dejar de pensar en lo que podría encontrar allí. Toda la mañana y parte de la tarde me propuse a convencer al resto de mis amigos,  mientras disfrutábamos de la pesca, para poder ir a echar un vistazo, a muchos no parecía agradarles la idea, pero terminaron cediendo. Decidimos que era momento de comer, por lo tanto fuimos a nuestro lugar de campamento. Tuvimos un buen momento toda esa tarde, platicando y comiendo de lo que sacamos. Así fue hasta que decayó la noche… las historias de terror alrededor de la fogata no se hicieron esperar.
Toda esa noche no pude dormir, tenia pesadillas de algo que me observaba en la obscuridad de aquella cueva, trataba de ver pero era en vano, mataba a mis amigos, los devoraba y por más que trataba de salvarlos me era imposible. La inquietud sobrevolaba mis emociones, sentía un mal presentimiento respecto a ese lugar, algo dentro de mi me decía que era muy mala idea; sin embargo mi espíritu aventurero ahogó todo ese sentir, fueron más fuertes mis ansias por ir a lo desconocido.
En la mañana empacamos lo necesario para emergencias y cualquier otra cosa que se nos fuera a atravesar, teníamos planeado ir al medio día y regresar para en la tarde, después de todo, solo sería “echar un vistazo”.                                            Estaba tan emocionada, toda una noche de espera y por fin vería ese lugar… al llegar pude notar algo un tanto extraño, había marcas en los árboles, marcas como si algún animal con afiladas uñas las hubiera hecho y lo más raro aún, era una extraña marca en la entrada de la cueva, parecía un grafiti, solo que este no estaba hecho con pintura y tenia trazos bien definidos. No le tome mucha importancia, quizás alguien se quiso pasar de gracioso, ya que era típico en muchachos de nuestra edad.
Al entrar en la cueva, se podía sentir un frio húmedo y el olor no era tan agradable, estaba tan obscuro que era imposible poder ver sin ayuda de una linterna, para nuestra suerte cada quien llevaba una. A medida que avanzábamos el frió aumentaba y cada vez se sentía más húmedo el ambiente; todos íbamos juntos sin separarnos. Seguimos así, hasta que escuchamos un fuerte ruido, no sabíamos de donde provenía, el susto fue inmediato y nos separamos, cada quien corrió hacia donde pensábamos que estaba la salida. Nos encontramos en un gran dilema, el camino por donde veníamos ya no era el mismo, estaba divido en tres secciones, nuestra de perplejidad era enorme. ¿Cómo había pasado, hace un instante que estaba allí el camino original? Tratamos de mantener la calma, nos reunimos y decidimos pensar… usaríamos solo una linterna, para ahorrar las baterías, y guardaríamos el agua y la comida hasta que en serio fuera necesaria. Estábamos perdidos.                                                                                        Decidimos tomar el primer camino, avanzábamos con cautela, poco a poco el camino se iba haciendo difícil, pude ver como el suelo estaba repleto de unas varas blancas, me agache para poder verlas más de cerca… mis ojos no lo podían creer, eran huesos, y eran demasiados, todo el camino estaba repleto de ellos. No les dije a los demás para no alarmarlos pero sin duda algo estaba pasando allí; venían a mi mente los recuerdos del sueño que tuve la noche anterior y las marcas que había visto en la entrada de esa cueva, sin duda el miedo invadía mi cuerpo.                                                                                 
Un grito de muerte se escuchó, era uno de mis amigos, me volví para buscarlo entre todos, pero fue inútil, había desaparecido. Todos comenzamos a pedir ayuda esperando si alguien, vagamente, escuchaba nuestro auxilio. Pudimos escuchar a lo lejos, gritos, gritos lúgubres de nuestro amigo. Todos teníamos pavor, las lagrimas caían de nuestros ojos y la desesperación era palpable… decidimos correr, no sabíamos que cosa estaba detrás de nosotros, pero sabíamos que nos estaba cazando. A medida que avanzamos por el túnel,  llegamos a lo que parecía ser una pequeña laguna, y del otro lado estaba la continuación del camino. Decidimos cruzar, fue en ese momento cuando algo atacó a otro de mis amigos, pasó tan rápido que solo los gritos se escuchaban, sabía que estaba siendo llevado a lo alto, porque los gritos provenían de esa dirección. Pude escuchar como sus huesos eran triturados y como era desgarrada su carne; al final solo se escuchó cómo caía una gran masa de carne al agua… Era el cuerpo de mi amigo.
Nadamos prontamente, sin pensarlo, a través de lo que era la laguna hasta llegar al otro lado, mi amiga gritaba y lloraba desconsoladamente. Corrimos sin detenernos a través del túnel que estaba del otro lado, a lo lejos se alcanzaba a divisar un pequeño agujero por el cual pasaba una tenue luz. Sabía que eso significaba una salida. Corrimos con todas nuestras fuerzas, la adrenalina en nuestro cuerpo era inmensa. Todo lo que queríamos era salir de ese horrible lugar. A medida que avanzábamos se hacía cada vez más grande el agujero; pude escuchar como mi nombre era gritado por mi amiga con fuerza, como si sus cuerdas vocales fueran a reventar. Una sensación de escalofríos recorrió mi cuerpo… al darme la vuelta, pude visualizar por escasos segundos a una criatura que estaba arrastrando a mi amiga, traté de ayudarla pero fue tarde, se la había llevado. Decidí no perder más tiempo y seguir avanzando hasta lograr salir de ese lugar,… a medida que corría podía escuchar los gritos de mi amiga. Logré salir por el agujero que había,… era apenas de mi tamaño.
Al salir corrí hacia uno de los automóviles que habíamos dejado a las afueras, al momento de estar abriendo la puerta algo golpeo mi cabeza, al ver que era, lúgubres escalofríos recorrieron mi cuerpo… era la cabeza de mi amiga.
No pude abrir la puerta del auto, estaba paralizada por el miedo, sentí como algo se posó detrás de mí, su aliento lo sentí en mi cuello, me azotó contra el suelo y comenzó a desgarrar mis entrañas. Lo último que logré escuchar, fue mi cráneo destrozándose… solo tuve un último pensamiento:


…Maldito espíritu aventurero…

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