viernes, 22 de mayo de 2015

¿Para qué crecer?

“Ella y yo éramos amigas,… ¿Qué salió mal?”

Cuando tenía nueve años me compraron una muñeca muy especial, siempre jugaba con ella y era lo mejor, ella me comprendía. Con el pasar de los años me negué a crecer, mis padres querían que dejara la muñeca y comenzara a madurar, no me gustaba la idea de dejar a Clara y hacer otras cosas…
Tenía que encontrar la forma en que yo podía seguir jugando y dejar de crecer… Un día me decidí a buscar por internet hechizos, rituales y cosas por el estilo. Encontré un buen sitio donde se mostraba que con un ritual podía darle vida a mi muñeca. Al leer eso me alegré mucho, preparé todo lo que en el sitio pedían y salí a la media noche, todo estaba listo. Dibujé un pentagrama con sangre y coloqué a mi muñeca allí… puse las velas en cada punta del pentagrama, al encenderlas comencé a repetir las palabras que venían en el sitio, pronto todas las velas se apagaron, y un ruido chillante comenzó a sonar. Humo comenzó a salir del pentagrama y pude notar como una silueta se metía a la muñeca. Yo no sabía cómo sentirme… si feliz o asustada.
Cuando todo cesó, recogí a mi muñeca y le hablé, al instante sus ojos se tornaron negros y solo dijo unas palabras: “hola Carla”. En ese  momento mi alegría inundaba mi ser… Al día siguiente hablé con mis papás sobre el crecer y madurar, me dijeron que quizás una mascota haría que me olvidara de Clara, yo no lo quise aceptar, pero ellos eran persistentes…
Todo el día en la escuela estuve enojado por lo ocurrido; cuando volví a casa, encontré a un perro dentro de mi cuarto… lo saqué y me tendí en la cama llorando. Le conté a Clara lo sucedido, ella me dijo que me calmara, que ella se encargaría de todo. Seguí llorando hasta dormirme, al despertar  vi que todo dentro de mi cuarto estaba desordenado… me preocupé y decidí ir a la sala. Fue allí cuando mis ojos observaron una escena horrible. Partes caninas y de humanos estaban regadas, la sangre estaba por todas partes; vísceras y órganos estaban esparcidos por los sillones. Seguí avanzando hasta que pude ver parte de los cuerpos de mis padres… estaban encogidos al tamaño de una muñeca. Comencé a llorar por lo que había pasado;  me arrepentí por haber hecho aquel ritual.
Clara salió de la cocina, llena de sangre y limpiándose las manos,… “hola”, me dijo con una sonrisa macabra y llena de locura. Yo no podía creer porque había masacrado a todos. Le pregunté y respondió:                              “Tú querías quedarte siempre conmigo y dejar de crecer… los únicos impedimentos eran tus padres y la mascota, así que me encargué de ellos.”
 Me tumbé en el suelo, sentía que todo daba vueltas, sentí que me desmayaba… Al caer vi que ella se acercaba, y aquella silueta que había visto en el ritual 
salió de la muñeca y caminaba hacia mí, lentamente cerré los ojos. Cuando desperté estaba sobre un estante, no entendía lo que ocurría hasta que observé mi cuerpo, yo estaba dentro de la muñeca. A lo lejos escuché pasos, cuando abrieron la puerta noté que era mi cuerpo humano, se acercó hacia mí y me susurró unas palabras:
“No te preocupes así no crecerás…” 

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