viernes, 8 de abril de 2016

"Boleto de vuelta"

Mi fe lo es todo en la vida, mis plegarias, las buenas acciones y mi bondad me dan mi pasaje al cielo, Dios lo dice, Jesús a eso vino a dar salvación; casi siento lastima por aquellos que simplemente no van a tener una pequeña probada de lo que es el cielo, sin duda los engaños del diablo los tiene cegados.
El día de hoy es especial, me recuerda a la primera vez que alguien me contó del cielo y las cosas maravillosas que hay en él. Se me hace una tontería ver a tantos ateos y gente ilusa decir que todo esto no existe, que simplemente mi forma de ver la eternidad es ilusa, pero ellos no comprenden que son los equivocados, están en las garras de Satán. Dios se apiade de ellos...
Me he subido a mi auto, odio tener que esperar cuando pasa el tren; allí viene, creo que si acelero logro pasar sin dificultad. El sonido de sus advertencias se escucha cada vez más cerca pero no me asusta,…puedo cruzar... pude escuchar un sonido, vidrios rompiéndose y metal siendo aplastado...

Estoy viendo mi cuerpo, ¿acaso ese soy yo?, ¿Porqué me veo a mi mismo?, ¿qué está pasando?... todo se torna obscuro, mis ideas comienzan a elevarse, mi mente trasluce mi ser, no sé dónde está mi cuerpo, tengo miedo...
A lo lejos logro ver una fulgurante luz. Camino hacia ella.
Mientras me acerco me doy cuenta de que son unas puertas inmensas, nunca había visto algo similar, el calor es abrazador y el olor a azufre es insoportable… al entrar logro ver a un ente, casi del tamaño de las puertas, dándome la espalda. Me pregunta, con una voz gutural y de gran autoridad, deducir en donde estoy. Solo me limito a contestar que en el infierno, aun seguía sin saber que hacia allí si viví toda mi vida conforme a lo que es correcto.
Continuó preguntándome si sabía quién era El? Conteste de forma insegura, entre sollozos y lágrimas: “aquel que vendió una mentira para conseguir lo que quería, les mentiste convenciéndolos que tu no existes”. Seguido de esto me contesto con una profundidad escalofriante: “Mi mayor mentira fue hacerlos creer que tenían opción”.
Continué llorando y entre gemidos de angustia respondo: “eres el Diablo, mejor conocido como Satanás, el que ha engañado al mundo entero con tus palabras y actos”.

El ente soltó una risa sarcástica, llena de todas las emociones negativas que pudieras sentir, me respondió fríamente: “No, te equivocas... YO SOY DIOS..."


                                                Adaptado de una historia que esuché de niño, no es propia.

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