jueves, 29 de marzo de 2018

Llueve entre sollozos

¿Sabes la relación que en algún momento llegó a existir entre un dragón y el cielo...?

Hace tiempo, cuando los humanos aún no eran creados y los seres vivos que abundaban eran animales y bestias... Se vio algo que nunca había pasado. La creación de u animal majestuoso, con gran potencia, hermoso cuando volaba, sus garras afiladas y curiosamente con la característica de arrojar hielo o fuego a su antojo, su mirada tan penetrante que podía hacer que se rindieran ante él con solo verle.
Cuando lo vi por primer vez, quedé maravillada y asombrada. su vuelo era con gracia, la manera en que surcaba y hacía vuelteretas; en ocasiones arrojando fuego o hielo.
Queria hablarle, siempre había tenido a las aves, pero nunca a un ser como él. me movía entre los cúmulos de nubes y solía pedirle al viento que corriera fuerte para ver como se movía entre él.
Se había convertido en mi animal favorito, pasaba horas viéndolo y me encantaba cuando hacia pequeñas figuras con la estela de hielo que en ocasiones dejaba...

Todo era felicidad, vivíamos bien. En una ocasión mientras dormian todos, miré a lo lejos un destello y me intrigó mucho. Fui a investigar y lo que vieron mis ojos me dejó perpleja. Era un ser muy extraño, tenía dos piernas y un tronco muy fuerte, con su cabeza y esos brazos... pero qué criatura tan extraña. Curiosé un poco y volví de donde venía, en fin... era normal que cada cierto tiempo crearan un ser nuevo.

Pasaba el tiempo y todo seguía bien, las criaturas se multiplicaban incluyendo a las que andan en dos pies. Mientras jugaba con la criatura, de la cuál ya me había enamorado, pude notar algo y llamó mi atención... las criaturas de dos pies habían derrumbado una gran cantidad de árboles y tenían ya un lugar muy grande donde se establecieron, también observé como había ciertos animales enjaulados como mataban algunos.
Me asusté y me refugié en mis nubes. Pronto sentí que algo me pasaba, comencé a tornarme gris, poco a poco me comencé a sentir más fría, cuando un rayo salió de mi interior seguido de un trueno... solo me había tocado verlos de los creadores, no sabía que yo también los podía crear... después de eso lágrimas comenzaron a caer por mis ojos y comenzó a llover... era algo que se veía por primer vez... ALGO INCREÍBLE. Y lloré; lloré tan fuerte que mi criatura que surca los cielos, fue hasta mí y me observó. Corrí a abrazarlo y poco a poco disminuyó todo lo que estaba arrojando. estuve con él hasta que el cielo se despejó lentamente.

Con el tiempo no me cabía la menor duda, estas criaturas de dos pies tienen maldad en su corazón, llegaron a destruir y matar... incluso varias veces noté que entre ellos mismos se peleaban. Me causaba tristeza cada vez que los veía.
Todos los días me juntaba con mi criatura en una montaña muy alta, jugábamos y volábamos juntos, nos perdíamos en lo alto, entre las nubes, sin duda lo amaba y mucho...
Platiqué con él contándole sobre la situación con los "dos pies" que no se acercara a ellos, solo se limitó a verme con cara de que todo estaría bien.

Aquel día jamás lo olvidaré...
Fui a la montaña donde siempre nos veíamos. Comencé a jugar con la nieve mientras lo esperaba, pasadas unas horas seguía sin aparecer.
En ocasiones se retrasaba, pero nunca llegaba tan tarde, Mi corazón comenzó a desfallecer. Lo busqué en mi dominio, el cielo. No lo encontré, busqué en cada lugar que él solía ir y no apareció por ninguna parte, comencé a tornarme gris poco a poco, hasta que el viento me dio la noticia más desgarradora.

"Hey, tengo malas noticias" lo miré con susto "¿qué pasa? contesté con mi voz derrumbándose.
"Los dos pies han asesinado a tu criatura..."
Al escuchar eso sentí como miles de espinas hacían hueco en mi corazón; se partió en dos cayendo un pedazo de el a la tierra... Me era mejor la muerte a soportar el dolor que tenía. Comencé a tornarme de un gris muy obscuro, relámpagos y truenos comenzaron a salir y escucharse... mis nubes eran tan densas que los "dos pies" temieron. 
Arremetí contra ellos con gran ímpetu, quemé sus viviendas, inundé sus lugares, devastación y destrucción fue lo que ocurrió ese día.

Cuando comencé a calmarme lo puede ver a él. Acostados, sin vida, sin su gracia, sin su elegancia... lo sostuve y lo llevé a esa montaña donde solíamos vernos, lo enterré en medio de la nieve y me fui...

Tan triste y llena de dolor, me acosté en un cúmulo de nube...
Yo era su cielo... y al quitármelo... lo único que supe hacer, fue llover.
                                               

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